martes, 3 de mayo de 2011

Manolo, aún te debo una copa

  
   Manolo Jiménez fue injustamente tratado cuando fue entrenador del Sevilla FC. Desde primera hora se le crucificó por ser de la casa, con el consabido efecto canterano. No se puede culpar a nadie, pues más bien fue un efecto rebote alimentado por la prensa local, parte de la afición (que no toda) y algún que otro miembro de la plantilla y el club. Manolo Jiménez es, a mi modo de ver, un excelente entrenador, y siente al Sevilla FC tanto como cualquiera de nosotros.

   No es culpa suya que asumiera una plantilla mucho más modesta que la que nos llevó a la gloria con Juande. Jiménez obtuvo resultados, y muy buenos, con sin gente como Daniel Alves, Martí, Castedo, Alfaro y Javi Navarro, Poulsen, el malogrado Puerta, etc. Futbolistas que no son cualquiera dentro de la historia de este club, y que cualquier equipo notaría su ausencia. Para más inri, los recambios en contadas ocasiones hicieron olvidar a sus predecesores. A pesar de todo, cumplió casi siempre sus objetivos. Con mejor o peor juego, pero obteniendo resultados que hoy en día, desde que Mouriño aterrizó en Chamartín es el único paradigma futbolístico que cuenta. El fin justifica los medios, que dijo Machiavelo.



   Sin embargo soy consciente de que la destitución en su día de Manolo Jiménez como técnico de la primera plantilla era una solución difícil, pero obligada. El clima era insoportable en cada partido, las ruedas de prensa un auténtico paredón de fusilamiento para el de Arahal y lo más importante, había jugadores que no confiaban en el entrenador. Su cese, aunque justo, dejó un sabor agridulce, pues Manolo se quedó sin su final de Copa que había sudado sangre para llegar a ella. Aquél cuyo sueño era levantar un título con el equipo de sus amores y que por desgracia nunca pudo levantar cuando sudaba su camiseta en el césped.

   Dicen que nadie es profeta en su tierra, y Manolo no es una excepción. Emigró a las tierras de Sócrates y Platón para emprender una aventura exótica y arriesgada. Esta semana, ha conseguido ganar con su AEK de Atenas la Copa de Grecia. Muchos restarán méritos al logro cosechado por entrenador andaluz, pero aunque se trate de una liga menor, no hay que olvidar la liga helena es bastante dual (parecida a la española sin ir más lejos), dónde lo fácil es que Olympiacos y Panathinaikos se repartan los títulos. El AEK será histórico, no seré yo quién le reste méritos, pero no más que el PAOK o el Aris de Salónica. Además, el equipo amarillo de la capital llevaba muchísimos años sin levantar ningún título y ha tenido que llegar Manolo Jiménez para hacerlo (no conviene olvidar que cierto técnico loado por la prensa sevillana y considerado uno de los mejores e idolatrado por la parte verde de la ciudad estuvo sentado en el mismo banquillo y pasó totalmente desapercibido...).



   ¡Felicidades Manolo! Has conseguido esa copa que el fútbol te debía, aunque tú ya tenías media copa, la que ganó el Sevilla con Álvarez y que te corresponde en parte. Pero no olvides, que aunque el mundo del balompié haya saldado su deuda contigo, aún nos debes, aún te debes, una copa, un titulo con tu Sevilla del alma...