jueves, 14 de octubre de 2010

BALDOSAS AMARILLAS

   Decía el bueno de Gregorio Manzano cuando llegó al banquillo sevillista que no tenía un botón que al apretarlo los jugadores corrieran, que no existía una varita mágica para cambiar al equipo en unas horas, que él en definitiva no era el Mago de Oz. Sin embargo, en los dos encuentros que lleva al mando de la nave nervionense, el entrenador jienense parece que se guardaba algún truco en la manga.



   No jugó bien en Dortmund, pero consiguió ganar que era lo importante y que el equipo mostrase sacrificio en el campo. Pero la prueba definitiva del cambio de rumbo fue en el partido de casa ante el Atlético de Madrid. ¿Cuanto hacía que no jugaba un partido así en casa? ¿Quién era ese jugador que acompañaba a Renato en la medular? ¿Romaric o su hermano gemelo bueno? Lo cierto es que esa victoria con buen juego a vuelto a ilusionar a una afición y a una plantilla que estaban a la deriva. Ahora, los siguientes partidos son los que marcarán si se trata de una recuperación milagrosa o sólo de un espejismo más.


   Pienso que la mano de Manzano aún no se ha podido ver en el campo. Sólo han sido pinceladas tácticas en la pizarra (como la de alinear a Renato de clásico 5 ó la de situar a Perotti en la derecha para dar cavida a Capel en la izquierda ante la ausencia de Navas) y mucha, mucha psicología. Y es que en el fútbol moderno este concepto cobra cada vez más importancia.



   Muchos nos podemos preguntar si los que dictan sentencia a los entrenadores son los propios jugadores, como ocurrió con Antonio Álvarez o anteriormente con Manolo Jiménez. Es imposible pensar que un equipo cambie tanto con los mismos elementos. Pero como alguien dijo alguna vez, "el fútbol es como el ajedrez, pero sin dados..", ahí entra en juego el factor de la motivación. El Sevilla de Juande tenía unos jugadores que no se cansaron de ganar porque nunca lo habían hecho y conseguirlo era su mayor motivación. Pero mantener ese estado es una obligación en su mayor parte del entrenador.



   En una ocasión, un entrenador inglés, cuando el masajista le comentó que determinado jugador habia perdido la memoria a causa de un golpe en un lance del juego y no recordaba ni quien era, le dijo... Pues dile que es Pelé, que salga y que empiece a marcar goles. En esta anécdota se puede ver reflejada la labor que a mi modo de ver si que ha llevado a cabo desde el primer minuto Gregorio Manzano. Bastaba con recordarle a los jugadores del Sevilla lo buenísimos que son y lograr que recuperen su confianza. Y por los resultados vistos en el último duelo liguero, parece que si que tenía algo de Mago de Oz después de todo. Esperemos que el resto de la temporada transcurra por baldosas amarillas.





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